Los recuerdos son importantes para nuestra experiencia y comprensión del mundo. Son el resultado de un complejo proceso que involucra varios componentes biológicos y cognitivos.
La formación de un recuerdo comienza con la codificación de la información en nuestro cerebro. Cuando experimentamos algo, las neuronas se activan y generan patrones de actividad eléctrica, que reflejan la información sensorial de lo que estamos viviendo. Estos patrones se someten a un proceso de consolidación durante el cual las conexiones sinápticas involucradas en la experiencia se fortalecen; esto ocurre a través de la modificación de las sinapsis lo que puede implicar cambios en la eficacia de las señales químicas.